martes, 6 de marzo de 2012

TRISTEZA


Es úna idea a la que le llevo dando vueltas todo un año. Después de cada seminario de Aikido al que acudo, paso una época complicada. He tomado consciencia, por fin, y quiero plasmar la Teoría de los planos superpuestos de Jorge Bucay.

"Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos dado cuenta de que en el plano en el que sucedía nuestra vida éramos un punto insignificante y minúsculo. Nos sentíamos como una nada al lado del plano general, que en realidad, formaba todo lo que nosotros veríamos de los demás y de la historia.

Y empezamos a asumir que había mucho por recorrer si uno quería, de verdad, emprender el camino del crecimiento. Entonces, con más o menos énfasis, empezamos a recorrerlo. Al principio de un tirón, con fuerza, con ganas. Hasta que un día, resbalamos y caemos hasta el comienzo. Para seguir debemos volver a empezar.

Y aprendemos, sin maestro, que el camino hay que hacerlo de manera escalonada. Dos pasos adelante, uno para atrás. Tres pasos adelante, uno o dos pasos atrás. Y así, con paciencia, trabajo, esmero y renuncia fuimos recorriendo todo el camino de nuestro crecimiento de modo ascendente. Hasta que un día llegas arriba. Y si eres consciente de haber llegado, es glorioso. Miras el camino recorrido, te das cuenta de lo que has padecido, sufrido y perdido en el trayecto, y descubres cómo a pesar ello, no te cabe duda de que valía la pena todo lo pasado hasta estar ahí. Es muy bueno saber que estás ahí. Los demás, recorren su propias rutas en sus planos, de allí para aquí, te miran, se dan cuenta de que has llegado, te aplauden y te dicen: ¿Qué bien!? ¿Cómo llegaste?¿ Cómo lo hiciste? Y tú  dices un poco por esconder la modestia: No sé. Y el peor de tus egos vanidosos se siente reconfortado de estar ahí arriba.

Pasa el tiempo y te das cuenta de que este lugar es genial, pero que no puedes quedarte ahí quieto para siempre. Empiezas a buscar otros puntos del plano. Vas y vienes, porque ahora controlas el plano con más facilidad. Puedes entrar, ascender, bajar, y vuelves a llegar. Y todos te aplauden. Entonces te das cuenta de que te quedan unos milímetros de plano más por crecer, y piensas: ¿Por qué no? No cuesta nada. Avanzas un poco más hasta quedar pegado al límite superior del plano. Y sientes que empieza a dolerte un poco el cuello, aplastado contra el techo plano .En ese momento, nunca antes haces el descubrimiento. Nunca antes lo habías notado hasta entonces. Te das cuenta de que en el techo hay un acceso  oculto,  que no se ve desde lejos, sólo se ve cuando uno está ahí arriba, con la cabeza aplastada contra el techo.

Entonces abres un poco la puerta  y miras. Nada de lo que ves estaba previsto. Ves que la puerta tiene un resorte y que al soltarla se vuelve a cerrar inmediatamente. Y lo que es más importante: la puerta conduce a otro plano que nunca nadie mencionó antes. Siempre pensaste que el plano en el que estás, era el único, que habías conseguido tu máximo logro.

Asomas la cabeza  por la puerta, y descubres que el plano al que has llegado, es tan grande como el otro. Y ves que la puerta no tiene picaporte.  Entiendes que si decides pasar, ya nunca podrás volver. Y piensas: No, ni loco. Cierras otra vez la puerta y te quedas tan campante, no importa cuánto. Y un día te das cuenta de que te estás aburriendo, de que todo es más de lo mismo, de que no hay nada nuevo por hacer, de que podrá seguir. 

Entonces vuelves a abrir la puerta, pasas un poco el cuerpo. Trabas la puerta con el pie, y giras la cabeza para decir adiós a los que están cerca: Veníd conmigo a explorar este plano. ¿Qué otro plano? ¿Qué dices? Intentas explicar que está pasando la puerta. ¿Qué puerta? Si no hay ninguna puerta. Está claro. No pueden entender.

Empieza el desafío. Si te animas a pasar de plano, debes pasar solo. Ninguno de tus amigos puede pasar contigo. Cada uno podrá pasar sólo cuando sea su tiempo, que no es éste, porque éste es el tuyo. Y piensas que sólo no pasas. Duele dejar a todos al otro lado: ¡Os espero! Les prometes. Pero el tiempo se estira,  el cuello te duele. Y aguantas, y te inventas consuelo, renuncias a pensamientos y a impulsos. Y te aburres de tu vida que para otros es fantástica. Y nadie te entiende. Y todo pierde sentido e importancia.

Hasta que un día, imprevistamente lo haces. Traspasas la puerta, se cierra como ya sabías y te encuentras en el nuevo plano. Los que quedaron atrás creen que eres un modelo para ellos. Te piden consejo, se lo das; te cuentan sus problemas, lo escuchas; pero nadie puede entender los tuyos; simplemente estás en otro plano. No es un mérito, es un suceso. Ya casi no escuchas los gritos y aplausos de los del otro plano. Quizás porque ya no necesitas tanto su admiración.

 Miras de frente al nuevo plano, sientes un extraño deja vú. Otra vez estás aquí. Estás solo.  Solo, triste, temeroso y a ratos desesperado. ¿Por qué? Muy sencillo. Otra vez te sientes una basura insignificante. Y lo peor: Con consciencia y recuerdo de haber sido casi un Dios. Y piensas: Allí era considerado un Dios, y aquí nadie me conoce. Antes tenía a todos mis amigos alrededor, y desde este plano ninguo entiende ni olle lo que digo.

A ratos aparece arrepentimiento. Quizá debiste escuchar más lo que te decían. Quzás te apresuraste. Les contestaste: Estáis equivocados. Pero quizás no lo estaban. Te autoreprochas. Ellos allí disfrutando y tú aquí en pena. Has pasado de la gloria de ser un ídolo, ha ser el último piojo de este plano. ¿Quién estaba equivocado?

 En este punto creo que nadie está equivocado, porque no es un tema de aciertos y errores. Hay momentos, hay tiempos, hay oportunidades en cada una de nuestras historias. Afortunadamente, el desasosiego dura poco. Después de todo ya no hay nada que puedas hacer. Para bien o para mal, este es el mejor sitio para estar. No hay equivocados, hay situaciones diferentes y hay planos diferentes. 

Para animarse a pasar de plano hay que estar convencido de que dependo de mí mismo, hace falta haberse encontrado comprometidamente con aquellos de quienes aprendí y hay que saber, mientras caminamos juntos, que probablemente nos separaremos en algún momento."

Lo entiendo: El crecimeinto vale la pena, pero la pena es inevitable.

Saludos.

T.L.S

4 comentarios:

  1. Imaginar un mundo en dos dimensiones. Sus habitantes ocupan su superficie felizmente. Yo soy circulo, aveces coincido con cuadrados, segmentos, pentagonos,... somo diferentes figuras en nuestro mundo. Un día aparece un cubo, ¿¿cubo??? De dónde has salido? "Vengo de la tercera dimensión" "Venga Ya!!!"
    En ocasiones me siento así, como si no entendiera lo que me dicen los de otra dimensión, lo peor es que los de la tercera dimensión ignoran que tambien existe la cuarta.
    Pero para eso se necesita ver con el tercer ojo;P
    Saludos
    Paqui Vega

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  2. Buenos días Paqui. Gracias por comentar.

    A pesar de que he conseguido superar el dolor de la pérdida de mi anterior grupo,no consigo sobrepasar la tristeza que en ocasiones me invade.

    Ya sabes, yo y mis lecturas raras. El libro se llama El Camino de la Felicidad, de Jorge Bucay. Hace bastante que lo leí, y me acuerdo mucho de este pasaje. Constantemente me pregunto, en mi caminar: ¿vale la pena?. Creo que las personas implicadas penan más de lo que se merecen. No es fácil.

    Ya lo decía mi padre: cuando seas padre, comerás huevos.

    Saludos.

    T.L.S

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    Respuestas
    1. No he leido el libro, pero el pasaje que has elegido es conmovedor. Desde la primera palabra te atrapa y sigues el camino casi sin respirar. Es asombrosa la metáfora. Lo leí dejandome llevar, dejando que me hundiera con ella y descubriendo una vez más el poder de las palabras. Dejandome ahogar por la tristeza.
      Pasados unos minutos cuando superas la congoja inicial hay que dar paso a otros pensamientos. La pena hay que vivirla, subir y bajar es la vida misma y despues de sentir y vivir esos sentimientos hay que dejar paso al polvo de hadas. Buscar el sentido positivo del aprendizaje, es decir ser optimista. Ya lo sé no es fácil. Pero quizá por eso merece la pena. Que aburrida seria la vida si todo fuese una linea recta!! Qué escribirías en tu blog si todo fuera fácil?


      Paqui Vega

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    2. Oficialmente, eres mi principal seguidora. Bueno! De hecho eres mi única comentarista, cosa que es de agradecer.

      Cuando veo el número de visitas del blog, me alegra comprobar que tiene cierto interés lo que voy publicando. Pero lo realmente emocionante es poder interactuar con los lectores. Por eso dejé abierta la opción de comentar sin moderar.

      Gracias por tus comentarios.

      Saludos.

      T.L.S

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