<<El Aikido no es una filosofía. El Aikido es la expresión y la
revelación verdaderas de la evolución constante del Universo, cuyo objetivo –el
takemusu aiki- consiste en experimentar los mecanismos de la Naturaleza a
través del entrenamiento y poner en práctica las teorías en la vida cotidiana.
En Oriente el vocablo bu significa descartar el peligro presentado por
una espada amenazante. Desde los inicios de la civilización, el concepto de bu
ha supuesto un avance progresivo hacia la construcción de una sociedad
pacífica. “Bu es amor”, proclamó O’Sensei. Sin embargo, un conocimiento
superficial del Budo no servirá para dar cuenta de la profunda devoción que O’Sensei
manifestara a lo largo de su vida en la búsqueda de la Vía del verdadero samurái.
Luchó sin desmayo por la revelación de la verdad espiritual y la armonía
universal a través de sus plegarias cotidianas y su interés altruista por los
demás.
Hemos de entrenar con empeño para alcanzar la sabiduría, la armonía y el
amor desinteresado por nuestros semejantes. Tal es la Vía que el Fundador del
Aikido nos ha trazado. >>
Mitsugui Saotome. Aikido o la Armonía de la Naturaleza.
Así como en el Génesis Sosoma y Gomorra, a lo largo de la historia se han cometido auténticas barbaridades en
defensa de la religión y otros dogmas, que han ido cayendo por su propio peso. Hay
en todos ellos extremistas que utilizan los escritos para posicionarse de una u
otra manera. Y en el Aikido no es diferente. No es difícil encontrar practicantes
que anulen todo aquello que no se asemeje a lo que ellos habitualmente han
vivido, y ese es no es el camino. Es nuestro ego el que lucha constantemente
por mantener nuestros puntos de vista, y nuestra obligación aprender a silenciarlo para encontrar la
armonía con nuestros semejantes, y con nosotros mismos.
Es difícil encontrar con quien mantener una conversación enriquecedora,
principalmente porque tenemos tendencia a anular las opiniones que no siguen nuestro
credo. Es bastante aburrido estar constantemente rodeado de iguales, en los que
sus motivos no distan demasiado de los propios. Son muchos los que se quedan en
el camino, porque no son capaces de
aceptar enfoques diferentes, y aunque cuando nos vemos ocasionalmente, no podemos ocultar
nuestra alegría, es triste que no te acompañen en tu camino. Modificando un famoso
verso de Machado:”…caminante no hay amigos, se hacen amigos al andar”.
Jorge Bucay distingue diferentes tipos de amigos a lo largo de nuestra
vida: Están los circunstanciales. Un día te cruzas, te saludas, coincides en un
viaje en avión y le cuentas durante unas horas cosas que ni a tus amigos les
cuentas. Existen los amigos de intereses especiales. Estos son aquellos con los
que sólo te encuentras para jugar al fútbol, pero es fantástico cuando lo
haces. Los históricos son los amigos de nuestra niñez, a quienes apenas
recordamos, los de la escuela primaria, los de toda la vida, que casi nunca
vemos, o que vemos muy poco, pero con los que hay una relación muy especial. Cualquiera
de todos ellos con el tiempo se puede convertir en intimos. Son tu espejo, de
verdad conoce tus cosas y sabe de ti. El que te conoce y tú conoces. Y
finalmente están los De corazón. Todo lo que tú sabes o te pasa, lo compartes. No
le ocultarías nada, ni una mala enfermedad.
Dice el argentino Antonio Porchia : “Han dejado de engañarte, no de
quererte, porque sufres como si hubieran dejado de quererte.” Así es. Si bien
es cierto que he penado bastante por todos aquellos que he dejado atrás, hace
tiempo que dejé de cuestionarme el motivo de ello. Cuando te relacionas con
mucha gente, es muy difícil que alguien no se sienta dañado. Pero lo importante
es seguir adelante intentando no lastimar. Siempre se abren nuevas puertas en
la que aparecen personas interesantes, que puede que no alcancen la categoría
de amigos íntimos, pero junto a los que podremos crecer. El mundo es un gran
lugar que las redes sociales permiten conocer a grandes personas. Brasil o Argentina son dos
lugares que no hace mucho hubieran sido inaccesibles para un humilde
practicante español, y actualmente gracias a Twitter es posible interactuar, aprender y crecer
como practicante de Aikido, pero más importante aún, como persona.
Los que llevamos un tiempo en el Aikido sabemos que un día un compañero
deja de asistir al Dojo sin más explicaciones. Y otro más el día siguiente. Hay
que ser responsables con nuestras acciones al entrar, pero también al salir, pero
en este aspecto, el Aikido tampoco es tan diferente de la propia vida.
Saludos-
T.L.S