Hace
unas semanas leí un artículo del Maestro José Santos Nalda, C.N 4º Dan publicado
en el nº5 de la revista Budoka2.0, -páginas 66 a 69- llamado La contradicción y la incoherencia en el Aikido. Cuestiona
que los aikidokas
–profesores y alumnos–
sean realmente coherentes, entre el mensaje que predican de O’Sensei, del que
tanto les gusta hablar, y el ejemplo que realmente dan en el Dojo o fuera de él. Se
pregunta si los aikidokas entienden de verdad el significado de “armonía”, porque
cree que con sus actividades y comportamientos muestran su ausencia.
Existen: ”1.- Motivaciones y objetivos puramente
egoístas más o menos declarados, tanto en alumnos como en profesores. 2.-
Rivalidades personales entre profesores por envidias. 3.- - Críticas de unos
contra otros, cuando no descalificaciones incluso sin conocerse personalmente entre
sí. 5.- Pretensión generalizada en todos los grupos, de ser los auténticos
intérpretes y transmisores del verdadero Aikido de Ueshiba. 6.- Grupos que se
apartan unos de otros sin apenas conocerse y se miran con recelo o desprecio, aunque
todos hablan de armonía, de paz, de amor…7.- Otros han descartado el aspecto formativo
espiritual del Aikido.”
Obviamente
no es una actitud que se pueda extender a la totalidad de los practicantes. En
estos dos años he conocido a gente excepcional, y aunque cada uno practica de
diferente manera, a todos los une un saber hacer digno de admiración. Pero hay
otros, una minoría por fortuna, que no entiendo demasiado
bien qué hacen arropándose con el velo del Aikido. Unos que empiezan, pero
otros -y esto es lo más grave- impartiendo clases en sus propios Dojos.
Durante
los años que formé parte de Kishintai, no asistí a un solo curso de Aikido
impartido por Aikikai y, aún así, decía que eran unas nenazas, que no hacían más
que dar saltos. Pero es que incluso dentro de nuestra propia Escuela de Aikido,
cuestionábamos la efectividad de la práctica en otros dojos.Después
de 11 años, al entrar en AIkikai pensé que sería deferente. Pero con el tiempo
me he dado cuenta que en todas partes cuecen habas.
Creo que “algo huele a podrido en Dinamarca”. ¿No
os recuerda a
Hamlet, de Shakespeare? ¡Tantas
traiciones, conjuras, envidias!
Con
todos mis respetos, sé que es una entrada bastante opinable, dura y controvertida. Unos estaréis de
acuerdo, y muchos seguro que no. Pero todos aquellos que lleváis tanto tiempo
con la práctica diaria del Aikido, sabéis que el Maestro José Santos Nalda
habla con conocimiento de causa.
Saludos.
T.L.S.